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jueves, 5 de junio de 2008

Causas, síntomas y posibles tratamientos sobre este trastorno psicológico

Sobre la huella de un Hipocondríaco


“Hace mucho de que dejamos de creer en separación mente-cuerpo, sabemos que la mente está en el cuerpo, que el alma está en el cuerpo: todo está conectado” Comenta Fany Castillo psicóloga de la ULA sobre la razón de ser hipocondríaco

Se camina, se transpira, se lucha, se sobrevive, en pocas palabras, se vive tranquilamente. Un humano común transita de esta manera alrededor de todos esos otros humanos tranquilos, aquellos que no tienen miedo a inhalar sabiendo que, ese puede ser su último respiro. Pero no todos los seres habitantes de este mundo, existen de manera simple. Una gran parte vive a diario con el pensamiento de estar enfermos gravemente o el terror a perecer en cualquier segundo.

A estos transeúntes de la vida, se les llama hipocondríacos. Esta enfermedad se da cuando el paciente cree de forma infundada que padece alguna enfermedad grave. El origen del término hace referencia a una región anatómica, el hipocondrio, situada bajo las costillas y el apéndice, donde según la escuela médica humoral se creía que se acumulaban los vapores causantes de este mal (www.es.wikipedia.org)

La hipocondría es una actitud que el individuo adopta ante el miedo de estar enfermo. La persona hipocondríaca está constantemente sometida a análisis médicos y preocupado de sus funciones fisiológicas básicas, pensando en ellas como una fuente de segura enfermedad biológica. Este trastorno puede darse en el ámbito familiar, es decir, que muchos miembros de una familia tienden a estar afectados.

Esta enfermedad se encuentra asociada con la ansiedad, así que el principal síntoma a padecer es la preocupación exagerada que siente por su salud. El hipocondríaco medita constantemente sobre sus síntomas, reales o imaginarios, llegando a percatarse de signos funcionales que normalmente se escapan a la conciencia (intensidad de los latidos cardíacos, funciones digestivas, etc.) (www.es.wikipedia.org)

La manera en que estas personas describen su mundo lleno de enfermedades resulta tan creíble que en ciertos casos, los médicos optan por realizar pruebas que suelen ser costosas y dolorosas. Una semana puede sentir dolores agudos en el área estomacal y a la otra puede quejarse de fuertes punzadas en la zona lumbar. En ciertos casos, esta anomalía se debe a la falta de atención que la persona anhela.

Hablan los expertos

“La hipocondriásis se caracteriza por una gran angustia un gran miedo a padecer múltiples enfermedades. El paciente está muy atento a su cuerpo e interpreta cualquier signo que parezca como una posible enfermedad, o sea, el vive en el miedo a estar enfermo y de alguna manera termina sintiendo muchos de sus miedos. Puede desarrollar dolores de espalda, digestivos. Los siente, los vive, pero no se corroboran con los exámenes médicos”, explica Olga Suárez, psiquiatra y psicoterapeuta.

Dentro de toda la trama por la que un hipocondríaco pasa día y noche, las ideas de que padecen cierta cantidad de enfermedades fisiológicas sólo llegan hasta ese punto, es decir, el individuo por más que se haga todo tipo de ilusiones al respecto, no puede crear la existencia total de la muerte, a través de un solo pensamiento. “La enfermedad como tal no los mata, pero sí los hace vivir muy mal”, señala Suárez.

Con respecto al porque este tipo de pacientes desarrollan la hipocondriásis, Suárez explica que “en la infancia a veces hay situaciones difíciles que la persona ha vivido, personas que han sufrido maltrato, hijos de adictos, también el uso de las drogas puede desarrollar este tipo de enfermedades”, pero detrás de esta “pantalla de humo psicológico”, la verdadera razón por la que las personas la desarrollan, es porque necesitan sentir la atención de sus seres queridos. Es por esto que la depresión suele ir acompañada en este tipo de casos.

Para la psicólogo clínica Fany Castillo terapeuta de ULA- Táchira, la hipocondriasis “es un trastorno somatomórfos (que tienen la forma de cosas del cuerpo), son mentales pero se muestran en el cuerpo. Todas estas enfermedades tienen que ver con el hecho de que las personas creen que tienen enfermedades”. Asimismo explica que no sólo hay un tipo de hipocondría, también señala la existencia de otros tres trastornos somatomórfos.

Algunos tipos de Hipocondriásis

En la hipocondría la situación es un poco más leve que en los otros tipos. “Los síntomas pueden o no pueden estar, generalmente la persona se fija en alguna coloración de su piel, en algún sonido, en algún dolor, en alguna cosa que normalmente es muy leve y alimenta una fantasía mórbida sobre la posibilidad de tener sida o tener cáncer”, explica Castillo.

Para Castillo uno de los más conocidos es el “Trastorno por Somatización” que es cuando la persona es enfermiza, es decir, hoy puede sentirse mal de la cabeza o la semana que viene se puede quejar de dolores estomacales. Esta persona tiende a visitar a los médicos y a tener pequeñas enfermedades, pero lo más preocupante para ellos no es la enfermedad como tal sino los síntomas.

También está el “Síndrome Conversivo” o Conversión, que en la edad media se le conocía como “Histeria”. “Este es mucho más aparatoso ya que se puede presentar ceguera, parálisis. Son personas que tienen una situación de alto estrés, pero sólo fingen la situación, suelen ser muy mal tratados en los hospitales por esta razón. La característica principal de este tipo de hipocondriásis es que realmente está simbolizando en su cuerpo, algo que realmente le está pasando a nivel psíquico” señala Castillo.

Dentro de estos trastornos ya mencionados uno de las más intrigantes el “Síndrome de Munchaussen” el cual explica Fany Castillo como “una simulación patológica, es decir, la persona no lo hace por ganar nada, sino lo que consigue es el rol de enfermo. Este tipo de personas pasa su vida inventándose enfermedades, por necesitar ser atendido, ser cuidado, necesita recibir atención de otras personas”. En situaciones las personas bajo este tipo de condición patológica, han llegado a ser operadas, porque los médicos no encuentran cura para la enfermedad que les están describiendo.

Con respecto al tratamiento de este tipo de pacientes, los psicofármacos pueden utilizarse, pero la cura más cercana es la terapia psicológica en la que se promueve la pérdida de la angustia y el miedo a las enfermedades que el hipocondríaco pueda tener. Así las personas comienzan a sentirse un poco más en confianza, alejando ese tipo de pensamientos

Para tanto Suárez como Castillo, el tratamiento más conveniente es la psicoterapia, aunque en ciertos reconocen que los antidepresivos pueden ayudar a calmar a los pacientes. Pero según ambas, lo recomendable es la terapia, la ayuda que el psicólogo o psiquiatra puede ofertarle, así la persona puede relajarse de los pensamientos que lo conducen a en ciertos casos la locura.

Dentro de lo mecánico

7:45 a.m
Al despertar las ilusiones ópticas arrancan en una carrera por despotricar los nobles pensamientos de la chatarra mecánica. Uno primero, otro después; desde que los ojos abren hasta que se cierran, las batallas por la supervivencia mental empiezan. Un respiro antes de cada pensar, un aliento de alivio luego de cada terminar.

11:00 a.m
¿Quién habla? ¿Cómo lo quiere? ¿Cada cuanto tiempo? ¡Largo de aquí bestia neurótica! Tanto preguntar atrofia aún más la capacidad pensativa del alma. Paz por un minuto, se ha cansado de la persecución, el grito lo aleja porque no le gusta la bulla, el pensamiento psicótico es el único que puede enloquecer, para crear la fiesta a base de tanta locura.

3:15 p.m
Todo en orden, calma total. Tic Tac al ritmo del reloj. Se espera con calma al anochecer. Cuando llega el vecino a decir buenas tardes, la máscara se pone alerta a todo tipo de cuestiones. Lento de regreso a la realidad, con miedo a dar otro paso, pensando en el próximo pensamiento neurótico. Todo en orden, calma total. Ya todo va a terminar. Resistencia ante todo tipo de traiciones. ¡Chatarra mecánica! ¡Vete!.

7:00 p.m
Alegría invade el cuerpo, la noche ha llegado y pronto toda locura inentendible acabará. Un espacio algo pequeño, apresa a la bestia alborotada. Sí, sólo cuatro paredes, pero qué tan poderosas pueden serlo. Aquí, donde no hay gente, donde las máscaras no se necesitan, la tranquilidad del espíritu y del alma, son las reinas del lugar.

12:00 p.m
Las luces se apagan, la calma es cierta a esta hora, la claridad de la vida se asoma de par en par, no hay nada que se le oponga a la irrealidad, pero, ¿Por qué? ¿No es toda la vida una completa realidad? No, de acuerdo a los estudios realizados en esta materia gris, alias chatarra mecánica, por el científico llamado Dr. Espíritu y su compañero la Dra. Alma. Las ilusiones ópticas son la mayor parte del tiempo la realidad del estado de la conciencia de este humano neurótico, que tiene miedo a apagar la luz de los días soleados. A morir en un cuarto oscuro y solo, con el único acompañante de su soledad: la mente hipocondríaca.


Arianna Monagas

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